No, no llores por favor, que no puedo soportarlo.
Escuchame atento sin hablar, no preguntes, no interrumpas.
Garda el dolor adentro y en el fondo. No, no llores ya te
dije. Ves que sos desobediente.
Escuchame bien cuando te hablo, soy mayor y
entiendo más.
El dolor es para el débil, la emoción para el marica.
Mantenete firme y
grueso, no te muestres, no te expongas. Mantenete guardadito, calladito,
derechito.
Tampoco grites ni te entregues, que el que entrega sale
herido. Reservate, asegúrate, amurallate, encarcelate. Ahí dentro estas seguro,
ahí dentro entre tus muros.
Sonrei y levantate. No permitas que te encuentren.
Entregarse es para el débil, protegerse para el fuerte.
No, no llores por favor, que no puedo soportarlo. Pareces un
mariquita, pareces una nenita.
Si estas triste, refugiate, y llora en silencio y lejos.
No te olvides que soy grande, no te olvides que soy tu
padre.